ACTUALIZACIÓN: 26/05/214
LA HUELGA GENERAL
Tras 18 años hemos logrado realizar nuevamente una
huelga general, que fue exitosa principalmente por el gran protagonismo que
brindó el campesinado pobre al sumarse con su XXI marcha nacional y con una
semana previa de movilizaciones en todas las regiones del país. Nuestros
compañeros y compañeras de la Federación Nacional Campesina (FNC) aportaron así
a la construcción de la alianza obrero campesina para confrontar y derrotar a
los sectores de la oligarquía que históricamente han dominado y oprimido a la
mayoría de la población paraguaya, imponiendo un modelo de desarrollo que
ocasiona la exclusión de miles de paraguayos y paraguayas, que cada año se ven
obligados a migrar a otros países porque no encuentran oportunidades en su
propia tierra. Otras familias son expulsadas del campo y vienen a encimarse en
el cordón de miseria que rodea las ciudades, sin ninguna oportunidad de acceder
a una vida digna.
Este modelo de desarrollo agroexportador genera
poquísimo empleo porque concentra la tierra y las riquezas, apuesta a la
exportación de materia prima sin pagar impuestos e impide el desarrollo de
industrias que generen puestos de trabajo y un desarrollo genuino del país. Hay
una gran cantidad de desocupados y desocupadas y quienes tienen algún empleo
están sometidos a una gran explotación sin ninguna protección de sus derechos
por parte del Estado. Al contrario, el Estado a través de sus políticas avala
esta explotación y cada vez más avanza
en su intención de aplastar más y más a los trabajadores y trabajadoras,
siguiendo lo expresado por el presidente Horacio Cartes: “usen y abusen del
Paraguay”.
Para hacer frente a esta situación lo que nos
queda es organizarnos como trabajadores y trabajadoras, para defender nuestros
derechos. Cuando se aprobó la Ley APP, el Partido Paraguay Pyahurã (PPP), la
FNC, la Corriente Sindical Clasista (CSC) y la Organización de Trabajadores de
la Educación Sindicato Nacional (OTEP SN) lanzamos la consigna de la huelga
general como próximo paso de la lucha. En ese momento, mucha gente nos preguntó
¿huelga general? ¿cómo, con estas cúpulas de las centrales sindicales que
históricamente han traicionado los intereses de los trabajadores a través de
negociaciones que sólo les han beneficiado a ellos y a los patrones? A
continuación recordamos un párrafo de nuestro posicionamiento al lanzar aquella
vez la consigna de la huelga general:
Si bien luego las centrales sindicales lanzaron la
convocatoria a la huelga general, lo cual fue importante, existía el antecedente
de que convocatorias a huelgas anteriores habían terminado en negociaciones con
el Gobierno que no siempre favorecieron a los trabajadores. ¿Qué hicimos
entonces? Fuimos a sus bases, de las que están desconectados, a distribuir
volantes y conversar con los obreros en las fábricas y los trabajadores en las
instituciones públicas, quienes adhirieron con entusiasmo y esperanza, y luego
lanzamos la campaña “La huelga no se negocia” para explicar que no se puede
aceptar el remate de las instituciones públicas a cambio de un aumento
salarial: que si bien es necesario, en este momento histórico lo fundamental es
defender el patrimonio del Estado, que nos servirá como palanca para el
desarrollo nacional, una vez saneadas y transformadas, recuperadas de manos de
la oligarquía y reorientadas hacia los intereses de la mayoría.
Frustramos así los intentos de la cúpula de las
centrales de negociar previamente y desconvocar la huelga. Hasta los días
previos a la huelga estas centrales hacían públicamente vergonzosos llamados al
Gobierno a sentarse a “negociar”. Y así llegó el día de la huelga general, que
con el fuerte respaldo del campesinado pobre y la sumatoria de diversos
sectores logró paralizar el país, y envió el mensaje de que SÍ, PODEMOS!! a
tantos trabajadores y trabajadoras sumidos en condiciones de gran explotación y
desamparo.
Y no acababa de terminar la huelga con su éxito
rotundo cuando ya las dirigencias de las centrales fueron a sentarse en mesas
de negociaciones con el Gobierno, en base a planteamientos que dejaron fuera de
la discusión lo fundamental: la derogación de la Ley APP, y burlándose una vez
más de la gente que se movilizó masiva, autofinanciadamente y con gran
sacrificio. Nos negamos como organizaciones a participar de esa “negociación” y
amenazamos incluso con denunciarles públicamente ante sus bases y la mayoría
del pueblo.
HISTORIA DE DOS MODELOS SINDICALES EN DISPUTA
A pesar de sus feroces represiones (principalmente
en contra del campesinado organizado), la dictadura que asoló nuestro país
durante 35 años nunca logró apagar el fuego de las luchas. El pueblo siguió
resistiendo, aunque en luchas aisladas que eran antidictatoriales pero no
lograban consolidarse en un pensamiento político con perspectiva de clase.
En esas resistencias dentro del movimiento obrero
hubo siempre dos líneas en disputa, una que defendía un modelo sindical más
ligado al aparato, a la formalidad (“de membrete”) y otra que confrontaba ese
modelo sosteniendo que lo principal antes que el aparato era la construcción de
una fuerza organizada de masa a través de la participación política directa de
los obreros y trabajadores.
En los debates se ponía como ejemplo una carreta
con su yunta de bueyes: la carreta simbolizaba el aparato y los bueyes la
fuerza organizada sin la cual la carreta no se puede mover. Así, cuando se
confrontaba el modelo sindical más aparatista (basado solo en cargos para los
dirigentes y cuestiones formales) solía decirse “es como poner la carreta
delante de los bueyes”. ¿Con que fuerza se va a mover?
Así, durante la dictadura stronista se fueron
profundizando estos debates, a la vez que se iban conformando lentamente lo que
hoy son Paraguay Pyahura, la FNC, la OTEP – SN y la CSC, que tuvieron su origen
y desarrollo en el seno de otras agrupaciones donde fueron avanzando e
impulsando el debate sobre la perspectiva de clase y el fortalecimiento de
organizaciones de confrontación real contra la política de Estado. Paraguay Pyahurã,
FNC, OTEP -SN y CSC son el resultado concreto a nivel político y gremial de la
defensa de esa línea confrontativa.
LA CARRETA DELANTE DE LOS BUEYES
A la caída de la dictadura sobrevivieron ambas
líneas en disputa, ya que el modelo sindical aparatista siempre fue una
estrategia del imperialismo para contener las luchas populares, creando cargos
y estructuras sindicales desconectadas de sus bases, impidiendo así que obreros
y trabajadores construyan colectivamente en base a su experiencia de lucha y
conquista una herramienta propia y autónoma contra la opresión.
En este contexto, se impulsó entonces el recambio
del sistema y operó a través de la cooperación internacional para apoyar la
creación de centrales sindicales durante el llamado proceso “de transición”,
que luego supuestamente se extenderían hacia abajo, hacia sus bases, cosa que
nunca ocurrió. Nuestra posición en ese proceso fue que la
conformación de centrales de trabajadores debería ser la síntesis de las
experiencias acumuladas en un proceso de debate y de lucha de los trabajadores,
y no la simple estructuración de aparatos. A ese modelo “de
membrete” corresponden las centrales que se sentaron a negociar con el Gobierno
de Cartes tras la última huelga general.
EL DESAFÍO DE LA ALIANZA OBRERO CAMPESINA
La fragmentación de las luchas populares a través
de organizaciones de membrete, financiadas por la cooperación internacional,
también se promovió entre el campesinado, que fue avanzando y definiéndose
hacia una perspectiva de clase y antimperialista. El campesinado consciente fue
un gran propulsor de la alianza obrero campesina, respaldo que siguió
evidenciado en esta última huelga general, con el apoyo de la XXI marcha de la
FNC.
Esta alianza obrero campesina ya fue una de las
propuestas planteadas en la primera gran marcha del campesinado pobre en Asunción,
en 1994. Ese debate siguió profundizándose a lo largo de esa década, hasta
llegar a la constitución de la Coordinadora Obrero Campesina y Popular (COCP),
que luego quedó desmembrada debido a que, a pesar de la confrontación de línea,
se mantuvieron con mucha fuerza los vicios del modelo aparatista, y el debate
sobre estos modelos quedó nuevamente entre los dirigentes, sin llegar al
pueblo.
SURGIMIENTO DE LA CORRIENTE SINDICAL
CLASISTA
La línea de la CSC surge en la época
de la dictadura, como parte de la confrontación con la línea del modelo
aparatista. El eje central de la CSC es ser herramienta construida por la clase
obrera y los trabajadores como resultado de sus experiencias de lucha y
conquista. Sin prisa para organizar aparato, la CSC propone una política de
confrontación clara contra la política del Estado. Cuando hablamos de
confrontación hablamos de debatir un modelo de desarrollo diferente, para la
conquista del cual se requiere fuerza de masa organizada.
Cuando hablamos de organización hablamos de una estructura donde los
trabajadores y trabajadoras tengan participación política. Y participación
política y fuerza organizada para nosotros significa que los sindicatos deben
ser partícipes del debate político para el autofinanciamiento de la
organización, y autofinanciamiento no significa cuota sindical solamente, sino
que los trabajadores y trabajadoras vayan entendiendo que si vamos a pelear por
una transformación debemos construir organizaciones autónomas, y no depender de
los organismos financiadores, ya sea del mismo Estado o de organizaciones
internacionales. Cuestionamos que la dirigencia tenga privilegios personales o
grupales a costa de los intereses de los trabajadores.
Estas son diferencias profundas que tenemos con algunas organizaciones.
Con esto no estamos diciendo que somos dueños o dueñas de la verdad, sino que a
partir de nuestras experiencias vamos
aprendiendo. Por eso, nuestro centro para el fortalecimiento de la
organización es el debate político, para ir comprendiendo como se construye una
organización de resistencia, de confrontación real en contra de la política del
Estado y de los patrones.
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