5 de noviembre de 2014

Breve referencia sobre la situación actual

Con Cartes la derecha está de fiesta y se ha vuelto más agresiva; sus políticas antipopulares y antinacionales constituyen un paquete atentatorio contra el pueblo paraguayo. No le basta con intentos de privatización y enajenación de los bienes públicos, con favorecer alevosamente a empresarios extranjeros, agroexportadores y a sus instrumentos locales. Ha agregado desde inicios de su gobierno una política basada en la fuerza militar, policial e incluso paramilitar en donde las leyes, los fiscales y jueces actúan con total funcionalidad a los intereses de esta agresividad contra los pobres, las organizaciones y sus dirigentes.

Militares, policías, civiles armados han desembarcado en nuestras comunidades y han instalado sus cuarteles, comisarías y puestos para desde ahí operar la maquinaria represiva contra el pueblo. Intentan hacernos creer que estos organismos “no cumplen su tarea”, que porque no encuentran al EPP “no están haciendo lo que tienen que hacer”. 

Sin embargo, las incursiones con saña, allanamientos, asesinatos, encarcelamientos, persecuciones, imputaciones, acusaciones, órdenes de captura, detenciones, abusos de todo tipo son solo algunas de las demostraciones del deber cumplido y el efectivo papel que vienen realizando, cuyo objetivo es atemorizar y que el miedo se convierta en el paralizador de cualquier intento de protesta, lucha u organización.

Con el gobierno de Cartes, la violencia y la represión desde el Estado van en aumento, avaladas y calificadas por los imperialismos, especialmente el imperialismo norteamericano: a pocos meses de haber asumido Cartes, el embajador de dicho país en Paraguay (James Thessin) felicitaba a Cartes y a su ministros “como un buen paso y mayor acción de un país serio”. Días pasados el sub-secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Alex Lee, visitaba nuestro país para “seguir apoyando el progreso significativo del Paraguay en el campo de la democracia y el crecimiento económico del país.

Debido a las contradicciones existentes en los centros de poderes, han salido a la luz pública los más evidentes elementos sobre la penetración y profunda influencia del narcotráfico y la mafia en la política e instituciones de nuestro país, ya mencionadas en la proclama del Partido Paraguay Pyahura. La narcopolítica, la corrupción, las acusaciones de aquí y allá han saltado a la vista de todos y todas, expresando que esto constituye el funcionamiento de este modelo de Estado y una práctica cotidiana de dominación, expoliación y de mayor acumulación de riquezas y poderes en donde politiqueros, empresarios, latifundistas y ganaderos son parte activa de este sistema.

Cartes, con un desgaste importante y agobiado por debilidades políticas y presionado por la propaganda que focaliza sobre él y sobre su propio Gobierno, convocó a una “cumbre de poderes” intentando dar una salida mediática a una situación que, bien sabe, puede volverse insostenible.

El mayor contenido y el resultado de esta cumbre se pueden ver en la preparación de mecanismos legales que, como supuesto combate al narcotráfico, vayan afianzando aún más leyes para reprimir al pueblo, ya que la primera acción es que la Comisión Nacional de la Reforma del Código Penal y Procesal penal comenzó el estudio de este documento para plantear modificaciones. No es casual que las reuniones de esta comisión se realicen en Mburuvicha Róga.


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