Rueda de prensa en Plaza de los Héroes. |
EVALUACIÓN DEL AÑO 2018 DEL PARTIDO PARAGUAY PYAHURA
La caracterización del 2018 como año electoral en donde se agudizaron las denuncias por fraude, un Gobierno saliente de persecusión a luchadoras y luchadores sociales y políticos, y la llegada de un nuevo Gobierno que ya tiene más de 100 días de mandato, sin que se avizoren cambios profundos en su política de Estado para dar salida a las necesidades del pueblo. Son algunos de los ejes de nuestra Evaluación del año 2018. Te invitamos a leer el documento completo.
2018 fue un año de campaña electoral. De
nuevo, y especialmente los partidos tradicionales, inundaron con propagandas y
promesas electorales engañosas, buscando ganar adhesión del electorado con el
solo objetivo de que se mantenga casi todo en la misma situación.
Desde el Partido Paraguay Pyahura venimos sosteniendo hace años que este sistema electoral es una maquinaria generadora de fraude, que bastardiza la voluntad popular. Es por eso que salen gananciosos los corruptos de siempre, los sinvergüenzas, los vendepatrias, los narcotraficantes, entre otros. Está claro que esto no es el deseo ni la voluntad del pueblo.
Desde el Partido Paraguay Pyahura venimos sosteniendo hace años que este sistema electoral es una maquinaria generadora de fraude, que bastardiza la voluntad popular. Es por eso que salen gananciosos los corruptos de siempre, los sinvergüenzas, los vendepatrias, los narcotraficantes, entre otros. Está claro que esto no es el deseo ni la voluntad del pueblo.
Aclaramos que no es el voto en sí el
que carece de validez: el voto es una herramienta muy importante para expresar
la voluntad popular, toda vez que no sea comprado, aprisionado, falsificado o
preparado al solo antojo de intereses grupales o mafiosos.
Y
en estas elecciones el fraude se evidenció como nunca antes, demostrando la veracidad
de nuestra posición: que este sistema electoral está preparado no precisamente
para hacer realidad la voluntad popular, sino todo lo contrario. Es por eso que
decimos que si en realidad se busca la participación del pueblo, este sistema
electoral debe ser transformado profundamente.
De estas “elecciones del fraude” surge
como presidente de la República Mario Abdo Benítez, nieto del secretario
privado del tirano Alfredo Stroessner, representando al Partido Colorado que
vuelve a gobernar nuestro país.
Estamos seguros que el Gobierno de Mario Abdo Benítez será la continuación del Gobierno de Horacio Cartes, en lo económico y lo social. Ni bien asumió, no tuvo posición contraria a la entrega de los intereses nacionales en el acuerdo de Yacyreta; los agroexportadores que casi no aportan al fisco, que envenenan las comunidades, que concentran la tierra, que invaden con monocultivos, que destruyen las rutas, etc, tendrán los mismos privilegios, la misma impunidad que tuvieron con el Gobierno de Cartes.
Estamos seguros que el Gobierno de Mario Abdo Benítez será la continuación del Gobierno de Horacio Cartes, en lo económico y lo social. Ni bien asumió, no tuvo posición contraria a la entrega de los intereses nacionales en el acuerdo de Yacyreta; los agroexportadores que casi no aportan al fisco, que envenenan las comunidades, que concentran la tierra, que invaden con monocultivos, que destruyen las rutas, etc, tendrán los mismos privilegios, la misma impunidad que tuvieron con el Gobierno de Cartes.
Mario Abdo Benítez será fiel a las
imposiciones de los organismos financieros internacionales, que se expresarán
en ser “buen pagador” a costa del sacrificio de la clase obrera, los
trabajadores, el campesinado y del pueblo en su conjunto. Sus ministros priorizarán
los intereses de los latifundistas, de los empresarios, de los patrones, y de
las exigencias de los mercados internacionales, antes que el cumplimiento de
leyes en favor de los intereses nacionales.
Se agudiza y seguirá agudizándose el
problema de la tierra, que está trayendo consigo, como consecuencia, desalojos
violentos de comunidades indígenas y campesinas, con la aparición –cada vez con
mayor fuerza- de la intromisión ilegal de civiles armados, con el respaldo de
policías y fiscales.
La Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) está
siendo respaldada fuertemente por este Gobierno, con millonarios presupuestos,
sin lograr hasta ahora los objetivos propuestos. Lo que ha logrado hasta ahora
la FTC solo ha sido generar zozobra, amenaza y persecución a comunidades
campesinas.
Está claro que el Gobierno de Mario
Abdo Benítez priorizará las exigencias y demandas de la producción primaria de
mercados internacionales (granos, carnes) en desmedro de los intereses de la
producción y el desarrollo nacional. Paraguay seguirá siendo, con este
Gobierno, paraíso fiscal para los que amasan fortunas, con ganancias que no
precisamente redundan en beneficio de la mayoría.
Ante la creciente pobreza y miseria
del pueblo, cada vez más ajustarán las políticas para reprimir. La embajada
norteamericana, como siempre, tendrá protagonismo principal en la política
paraguaya, sin negar que otros imperialismos estén disputando por nuestro país.
En lo social no hay programa de desarrollo
nacional y seguirá el asistencialismo, con la aplicación de políticas de
migajas, fomentando el prebendarismo y clientelismo. Hay hartazgo de la gente expresado en
movilizaciones y escraches. La mayoría de los jóvenes seguirá sin esperanzas de
encontrar trabajo, educación y salud.
El
Parlamento es un mercado donde todo se compra y se vende. Cada vez más se
evidencia que solamente buscan defender los intereses individuales, grupales,
partidarios, así también de mafiosos, corruptos y sinvergüenzas. Es por eso que
aprueban leyes de autoblindaje, burlándose así del hartazgo, del cansancio y
del cuestionamiento del pueblo.
No hay justicia para el pueblo, el Poder Judicial está totalmente
corrompido. La mayoría de los jueces ni se ruborizan ni les tiemblan las manos
para dictar sentencias en favor de corruptos, criminales y sinvergüenzas. La
mayoría de los fiscales están al servicio de oscuros intereses y son los
primeros que violan impunemente la ley. Una prueba es el caso de Genaro Meza.
Ante
tanta injusticia contra el pueblo, el camino que hay que recorrer con mayor
fuerza es la construcción del poder popular: la fuerza organizada que pueda combatir la violencia, la
corrupción, la aplicación de las leyes de manera interesada, el ejercicio
impune de la politiquería, entre otras expresiones del proyecto antipopular.
Un poder del pueblo organizado que
abandone el camino que impone la oligarquía, que se convierta en asambleas y
debates por todas partes, ocupando plazas y calles con movilizaciones. Una
organización del pueblo que confíe en su fuerza y que abandone a los
politiqueros.
La organización de las mujeres, como
parte de este pueblo que lucha por mejores condiciones, convertida en fuerza
movilizada contra la violencia del Estado y el machismo imperante en la
sociedad. Un poder popular expresado en una juventud inquieta, movilizada,
revolucionaria, para romper este status quo.
TODO
EL PODER AL PUEBLO, CONSTRUYENDO PODER POPULAR.
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