Voto protesta 13/03/2013 |
El
sistema electoral en Paraguay hoy es una herramienta diseñada a medida para que
los sectores tradicionales, conservadores y antidemocráticos puedan mantener y
acrecentar su poder para seguir oprimiendo y empeorando las condiciones de vida
de la mayoría de la población paraguaya. ¿Por qué?
Primero, reduce la participación
política del pueblo a su más mínima expresión, generando la
ilusión colectiva de que unas papeletas de voto depositadas cada cinco años en
unas urnas pueden producir un cambio real. En ese sentido, y como nunca antes,
el Gobierno de Fernando Lugo demostró que sin fuerza social organizada que
respalde en la calle esos votos el cambio es imposible. Para construir esa
fuerza social organizada se requiere participación política directa.
Segundo, reduce la pugna al acceso a
los cargos, no al poder. En estas condiciones, debe quedar
claro que ganar las elecciones implica llegar sin la fuerza suficiente para
transformar la estructura del viejo Estado, construido sobre la desigualdad y
la exclusión. Para el Partido Paraguay Pyahura, el objetivo es lograr que la
gente se convierta en sujeto político consciente, para entender el porqué de la
situación de miseria en que vivimos, quienes son responsables de eso y actuar
para transformar esa realidad cuando sea necesario.
Tercero, convence de que lo
importante es organizar una elección, en lugar de resistir y luchar. La
consecuencia directa de esta ilusión generada es licuar y disolver la fuerza
social y colectiva de una mayoría democrática que busca desarrollo, democracia,
justicia para el presente y el futuro. Así, el pueblo es convencido de que lo
importante es organizarse para votar, y deja de lado el debate, la organización
y la lucha por frenar los retrocesos y conquistar sus reivindicaciones. En
estas condiciones podemos parafrasear diciendo que “las elecciones son el opio
del pueblo”.
Cuarto, proscribe todo intento de
debate serio sobre los problemas reales de la mayoría de la población
paraguaya, y como darles salida a nivel programático. La
ausencia de un debate serio sobre los problemas reales que agobian a la mayoría
de la población, así como de contenido sobre programas de gobierno es la gran ausente
de este proceso electoral.
Quinto, saca el debate (y el poder)
de la cancha popular, y lo lleva al de los financistas. El
debate se centra entonces sobre las figuras de los candidatos y las candidatas
en torno a virtudes personales que los capacitarían para los cargos, y se
diluye el protagonismo central que debería pertenecer a la gente. Así, los
debates que deberían ser colectivos, públicos, en asambleas populares, en los
barrios, en las calles, se trasladan a sets de televisión. En la mayoría de los
partidos tambien está ausente este debate que debería ser esencial para una
democracia, porque se han convertido en estructuras sustentadas en un aparato
que se mueve por dinero, por lo cual lo prioritario es asegurarse financistas
para la compra de votos requerida por la campaña electoral.
En
base a estos argumentos, el Partido Paraguay Pyahura considera que los
conservadores ya tienen puntos a favor antes de entrar a la cancha,
ideológicamente envuelven a la izquierda para participar en un proceso profundamente
desigual y con oportunidades muy asimétricas, que culminará con la
“legitimación” en las urnas de candidatos de sectores retardatarios,
antidemocráticos y antipopulares.
¿Qué lograría el pueblo haciendo uso
del voto protesta?
Manifestar su descontento, denunciar
las mentiras electorales, desenmascarar a los politiqueros que se burlan
permanentemente del pueblo, generar rebeldías organizadas y participativas y
demostrar que el pueblo está en condiciones de luchar por programas que le
beneficien.
¿Y después? ¿Cómo evitar que quede
en lo simbólico y testimonial?
A
nuestro criterio la participación en el voto protesta es una participación
consciente, resultado de una relación directa del partido con el pueblo. Hay
que mantener este camino y lograr que se constituyan verdaderos poderes
paralelos a lo establecido por el sistema, en donde todos los explotados y
marginados sigan teniendo canales de participación que no signifiquen cargos o
algo parecido. Y además ir articulando con sectores progresistas e izquierdas
que plantean la transformación de esta sociedad.
¿Acaso no conviene a los partidos
tradicionales que anulemos nuestro voto?
Lo
que conviene a los partidos tradicionales y sectores conservadores es que
reduzcamos nuestra participación política a lo electoral, en donde ellos son
dueños de la cancha, de la pelota y del árbitro.
Fuente:
Partido Paraguay Pyahura (PPP)
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