1. Lo hemos
manifestado y lo ratificamos en esta oportunidad: nuestra organización política
no se prestará a este bochornoso circo político preparado, defendido y llevado
adelante por grupos y partidos políticos que no buscan otra cosa más que
defender sus privilegios, su corrupción, su política antipopular y
antinacional.
2. Somos
conscientes de que esta política lleva a la gente a un hartazgo que se expresa
de manera permanente en la opinión y en la posición de ese pueblo humilde,
trabajador, explotado, que día a día realiza esfuerzos importantes por el país
y por la familia. Entre estos politiqueros y el pueblo hay una distancia que
cada vez más se va abriendo, porque la política de la maniobra, de los engaños,
de las tergiversaciones, de la bastardización, no representa los intereses de
la mayoría. Es por eso que hay que abandonar a estos politiqueros, dejarlos
huérfanos, que se hundan en el barro de la mentira, de la corrupción y de la manipulación.
Para nosotros es muy claro que todos son iguales, que quienes se presentaron
como la alternativa, los pseudo progresistas o los pseudo izquierdistas, hoy
quedan desenmascarados ante la aplicación de las componendas y acuerdos
engañosos a que nos tienen acostumbrados tanto el Partido Colorado, como el
Partido Liberal.
3. Repudiamos la
acción policial que, una vez más, escribe en su página de actuación violencia,
represión y asesinato, y enfila a defender intereses de la oligarquía, de los
corruptos, de los sinvergüenzas. Porque no se puede entender de otra manera el
vil asesinato perpetrado por un grupo de policías gatillo fácil contra el
compatriota Rodrigo Quintana, quien pasa a engrosar la lista de asesinados -junto
a campesinos y otros paraguayos y paraguayas- que lucharon por la tierra, democracia y libertad.
Estamos seguros que avanzaremos cuando la Policía se rebele ante estas
imposiciones de aplicación de la violencia y represión contra el pueblo.
4. Ponderamos y
valoramos la valentía del pueblo paraguayo que se demostró en la historia y que
sigue permaneciendo en nuestro sentimiento, en nuestros corazones, y en nuestro
actuar. No podemos entender de otra manera a este grupo de paraguayos y
paraguayas, especialmente jóvenes, que desafiaron todos los mecanismos de
represión y violencia instalados delante de ellos. Ojalá esta potencial fuerza
demostrada en ésta y otras ocasiones sea para un camino diferente al de los
politiqueros que se benefician del sacrificio de nuestro pueblo.
5. Está muy
claro que el terrorismo de Estado se instala cada vez más, a pasos agigantados:
lo hemos advertido desde un principio diciendo que Horacio Cartes es un
peligroso “nuevo rumbo”. A la política de imputación, represión y encarcelamiento
sufrido por nuestros compañeros y compañeras del campo en su lucha por la
tierra, en defensa de sus comunidades ante las fumigaciones, en el posicionamiento
contra la invasión de los agroexportadores, se suma el asesinato del joven
Rodrigo Quintana, el atraco a un local partidario y la utilización de la
violencia policial con la mirada impune del Poder Judicial y la Fiscalía. Es
por eso que hemos enarbolado la consigna de “Fuera Cartes y toda su línea
sucesoria” y luchar por un Gobierno patriótico y soberano. En aquel entonces
nos miraron raro, se mantuvieron en silencio u otros le daban el superpoder a Horacio
Cartes: hoy, a tres años de su Gobierno, miles o tal vez millones de voces
están gritando “que se vaya Cartes”. Este Gobierno representa la violencia, el
terrorismo de Estado, la mafia, el asesinato, el apresamiento y la imputación.
6. Esta es la
hora de luchar por una patria nueva, porque si seguimos el camino que trazan
los politiqueros seguiremos cargándonos de frustraciones, impotencias, engaños,
mentiras y aplicación de políticas en contra de los intereses del pueblo. Hay que
dar todo el poder al pueblo: juntémonos en los barrios, en las comunidades, en
las fábricas, en los lugares de trabajo, y construyamos juntos poderes
populares que posibiliten la participación directa del pueblo, que tengan la
capacidad de elegir a sus dirigentes y asimismo, tengan la posibilidad de
vetarlos o cambiarlos si los mismos desvían del camino trazado por el pueblo.
Estos son tiempos de desafíos, pero también de posibilidades de dar grandes
pasos hacia adelante, en la construcción de un Paraguay libre, soberano, en
donde haya justicia, libertad, democracia.
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