26 de mayo de 2013

Paraguay Pyahurã: el voto protesta implica participación política los 365 días del año

Ya culminada la jornada electoral del domingo 21 de abril pasado, se hace necesario remarcar la diferencia del voto protesta en relación al voto tradicional, sobre todo en relación a sus consecuencias y a su proyección con perspectiva al objetivo que mueve al Partido Paraguay Pyahurã: la toma del poder, entendida como el logro de la conciencia del pueblo a través de la participación política directa, los 365 días del año.

Así, el voto protesta se diferencia del voto tradicional en relación a los siguientes puntos:

Primero, el voto protesta crece en valor con cada día en que aumentamos en conciencia y en participación política directa, organizada. El voto tradicional agota el poder de la gente en una jornada electoral donde -por un día- enmascara la gran desigualdad existente en el país con el argumento de que todos somos iguales a la hora de votar. Lo cual es falso por cuanto el mecanismo electoral como herramienta de las clases dominantes se basa en empobrecer cada día más a la población durante los cinco años que ese voto tradicional le habilita de mandato, para que en la siguiente elección les sea más fácil volver a comprar los votos que les permitirán seguir vigentes a pesar del latrocinio y atropello a las necesidades populares históricamente postergadas. Por ello, es clave entender que el voto protesta implica la participación política directa los 365 días del año. Por eso decimos que el voto protesta es un voto consciente.

Segundo, el voto protesta implica una práctica política que reconoce a la gente como sujeto político completo, no solo como potenciales portadores de un sufragio. El voto tradicional está orientado a viabilizar el acceso de candidatos a cargos en el Estado, quienes tras acceder a esos cargos, en su mayoría se disocian del contacto político cotidiano con la gente y se dedican en muchos casos a concebir e implementar políticas asistencialistas merced a las cuales puedan construir, incrementar o consolidar un aparato clientelar, aun bajo discursos de construcción de políticas de estado con enfoque de derechos. En el peor de los casos, se dedican a aplicar políticas de desmantelamiento de derechos sociales conquistados y a perfeccionar políticas represivas contra los pobres y quienes piensen diferente. Reconocer a la gente como sujeto político completo implica atacar directamente las causas que ocasionan esas asimetrías y esa desigualdad estructural. Es decir, el voto protesta implica una práctica política que ataca las causas estructurales del problema.

Tercero, el voto protesta implica la creencia en el poder de la gente, no de las autoridades, para transformar la realidad. El poder no es entendido por el logro de acceso a un cargo, sino por el aumento de la conciencia política organizada del pueblo, como sujeto político consciente. Es esa conciencia política organizada la que permitirá realizar las transformaciones necesarias para el desarrollo del país, y sólo cuando esta conciencia colectiva organizada existe adquiere sentido un sistema de representación política, donde las autoridades sólo son tales en cuanto sirven a los intereses populares, y no se sirven de los cargos para sus proyectos personales. Para evitar que se desvíen de ese objetivo, existe una masa organizada vigilante que es protagonista de su propio destino, a través de la profundización constante del debate en condiciones de equidad, que constituye el real contenido de una democracia.

Cuarto, el voto protesta implica el aumento de la confianza de la gente en sus propias posibilidades de transformación de la realidad, por cuanto es un voto de esperanza y de templanza en la lucha. A medida que aumenta el debate y la conciencia, la gente descubre que a la gran mayoría de este país le une un problema común. El gran logro del sistema de opresión que impone la clase dominante consiste en hacernos pensar que estamos solos ante la realidad, y que nada se puede hacer al respecto. La participación política directa rompe con ese esquema y a medida que la gente conquista sus objetivos en común, aumenta su esperanza y su confianza en sus propias posibilidades de transformación de la realidad. La resistencia es cada vez más motivadora porque se realiza en base a experiencias de acumulación en solidaridad y logros concretos, y no se desinfla ni desmoraliza ante las adversidades.

¿Cómo seguimos dándole contenido políticamente a ese voto protesta?
A través de la profundización de los debates, la organización y la resistencia al avance cada vez más despiadado de la concentración de recursos y oportunidades en base a la exclusión de la mayoría de las paraguayas y paraguayos: esto se traduce en la lucha por la tierra, por la reforma agraria, contra el uso indiscriminado de los transgénicos, en el freno al aumento de los retrocesos en salud, educación, empleo y en el freno a la implementación de las políticas represivas en todos los sectores que se viene en concordancia con el incremento del autoritarismo y el fascismo como expresión de Estado. Ese aumento de las políticas represivas que se nota tanto en el campo como en las ciudades, y que atenta contra los principios básicos de una democracia.

El Partido Paraguay Pyahurã considera que las conquistas logradas a través de la lucha de varias generaciones debe ser defendida en la calle, con participación política directa, dándole salida a la energía social progresista y transformadora con debates serios y organización responsable que permitan una acumulación de experiencias de lucha y conquista que protejan a la gente y no faciliten la labor de las fuerzas represivas.

A diferencia del voto tradicional, que ya logró su objetivo de robar la voluntad popular bajo la ilusión de un mecanismo formal eleccionario vaciado de contenido, el voto protesta recién comienza con toda la fuerza de una alternativa de transformación y construcción de una sociedad diferente.
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